El fútbol argentino quedó deslumbrado cuando un 7 de mayo de 2012 debutó un tal Ricardo Adrián Centurión en la primera de Racing. Si bien lo hizo jugando como lateral/volante, en ese primer partido en la máxima categoría del fútbol argentino ya mostró destellos de su calidad inigualable. Continuó el año y a base de buenos rendimientos se ganó la titularidad y ese año se coronó con el baile épico a Independiente en el Clásico que fue victoria 2-0 con el doblete de José Sand.
Tras un torneo con grandes apariciones, dio el salto a Europa donde se instaló en el Genoa de Italia, pero con escasa continuidad regresó al club que lo vio nacer y fue una pieza fundamental en el Racing campeón 2014 de la mano de Diego Milito y comenzó a escribir su historia de ¿ídolo? Al convertir el gol del campeonato en la victoria 1-0 ante Godoy Cruz para hacer delirar a todo el pueblo racinguista.
Hasta acá todo bien. Se fue al fútbol brasilero (San Pablo de Brasil) y luego, en un hecho de traición para gran parte de la hinchada, se puso los colores de Boca (jugó un año, tuvo un accidente, dos peleas y un título), equipo que ama desde la infancia y no se obnubiló a la hora de manifestar su amor por esos colores. Bueno, la primer mancha para la historia de amor y odio de Centurión con Racing.
“Si no sigo en Boca, me retiro del fútbol”, soltó el volante en un diálogo con TyC Sports cuando se estaba negociando su continuidad en el club de la Rivera. Una vendida de humo magistral y otra acción que tampoco cayó bien en la Academia teniendo en cuenta que todavía había mucha (muchísima) gente que lo bancaba por lo hecho en el 2014.
Poco tiempo después, tuvo que tragarse sus palabras ya que debió volver al Genoa (dueño de su ficha), pero tampoco tuvo continuidad, al igual que su primer etapa en el club italiano, y volvió a la Argentina, ¿A dónde? Sí, a Racing y a pesar de los dichos de que no jugaba en otro lugar que no sea Boca, en Avellaneda lo recibimos con los brazos bien abiertos y le hicimos la fiesta.
Seis meses regulares lo pusieron como titular indiscutido en el equipo que empezaba a dirigir Eduardo Coudet, pieza fundamental para su retorno al club. Junto a Lautaro y Lisandro, formaron un trío que metía miedo en todas las canchas y esto lo depositó con chances claras de poder vestir la camiseta de la Selección Argentina y poder jugar un Mundial, del cual quedó en la puerta junto al delantero de Bahía Blanca.
Pero hay que decirlo todo. Más allá de las cualidades futbolísticas, a Centurión se lo condenó mediaticamente ya que en marzo tuvo un altercado en Lanús cuando pasó un semáforo en rojo a la salida de un boliche y se viralizó un video en donde intenta sobornar al oficial de tránsito. Luego, los medios polemizaron una foto de él en el cumpleaños de Darío Benedetto diciendo que había salido de joda, cuando hizo lo cualquier persona hace: ir al cumpleaños de un amigo.
Pasado el Mundial, llegó el momento de que Racing dispute los octavos de final de la Copa Libertadores ante nada más ni nada menos que River. El Millonario vapuleó a la Academia en el Monumental y Centurión se fue expulsado ya que Enzo Pérez lo provocó diciendole “pisala ahora”, frase que lanzó el Caco en sus redes sociales durante un partido de Argentina en el Mundial.
Agarrones, empujones y corridas en el campo de juego terminaron con el volante haciendo el gesto de la camiseta de Boca por encima de la de Racing y eso hizo explotar al hincha académico. Pero, ¿Qué pasó? Sí, se lo perdonó.
Comenzó el torneo, la Superliga 2018/2019, y Centu siguió siendo titular. Alternando buenos y regulares rendimientos, era pieza importante del equipo hasta que llegó la fecha 18 con el mismo rival y escenario: River y el Monumental. Centurión en el banco por decisión de Coudet, la cual no le gustó para nada al ex San Pablo, y en un momento dado cuando el partido ya estaba 2-0 y con un jugador de menos (Solari fue expulsado), el Chacho decide ponerlo, pero este se niega y empuja al técnico creando una escena de berrinche frente a 50 mil personas. Tiró todo por la borda. Mató la confianza.
Desde ese momento, Coudet decidió que no pertenecía más al plantel profesional. Fue bajado a la reserva. Salió a hablar Diego Milito, Víctor Blanco, todos diciendo que no iba a jugar más hasta final de campeonato. Y él, en vez de pedir perdón de movida, calló. Le mandó una carta documento al club; hizo enojar más y más al hincha con sus declaraciones y este viernes terminó de matar el cariño que algún hincha le podía tener. Le pegó a Coudet, le pegó a Milito, le pegó a sus compañeros. Hizo todo lo posible para que nadie quiera tener que ver con él. Para que ni un hincha quiera volver a verlo con la camiseta de Racing.
Fueron tres etapas de Ricardo Adrián Centurión donde cambió aplausos, muchos aplausos, por un rechazo poco visto en el ambiente futbolístico. Tenía todo para triunfar, todos menos la cabeza. Esta le jugó muchas malas pasadas y este es el resultado: el estar a esto () de ser parte de la delegación Argentina que fue al Mundial de Rusia, a no ser querido por el club que le dio todo para que pueda jugar en Primera. Te amaban, Centu, pero ahora te odian, ¿Por? Por tu culpa.
Periodista deportivo. Egresado ISEC. Nos merecemos bellos milagros y ocurrirán. Socio 81605.
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Todo esta dicho en esta columna.
Basta de darle chances a un tipo que no ve sus errores y le recrimina al club que lo salve de él mismo. No somos una granja de rehabilitación, somos un club que quiere ser serio y competitivo. Lo que no lo sea: besito y chau.
Es tan autodestructivo que fue contra Milito y Coudet, los que más lo bancaron y salieron a cuidarlo cuando hizo falta.
Es una pena, pero la pena que el elige en cierto punto.
POR TU CULPA? esa es la conclusión a la que ud. arribo? Yo creo que ud. debería hacer juicio ya no de valor sino al lugar que ud dice haber concurrido a estudiar ya que por lo visto no han recorrido las hojas necesarias de psicología social para siquiera abordar la problemática del jugador en cuestión Aunque esto tendrá que ver con ese invento para sustraer dinero a los jóvenes de Periodismo especializado en Deportes (?) que luego en vez de analizar el juego pretenden analizar conductas humanas como si los Facundo Manes sobraran en la Argentina.