«Cuidé por 22 años estos libros de Racing»

Julián Rodríguez tiene 33 años, es apasionado por el arte, la danza y Racing. Él reincorporó antes del partido ante Newell’s, libros que tenía en su poder de la historia del club. «Cuidé por 22 años estos libros de Racing».

El oriundo del partido de Berazategui contó como llegaron a él los archivos: «Cuando tenía 11 años acompañaba a mi abuelo a un centro cultural en Quilmes. Allí conocí a Héctor Bordoli, un hombre que se notaba apasionado por Racing por las citas que tenía escritas en otros libros que puede ver, había videos, etc… El falleció y yo heredé esos libros de Memoria y Balance del club. Desde que los recibí los guardé, siempre los puli, les cambiaba los forros y los mantenía lo mejor posible para que no se arruinen al ser añejos».

Con 33 años repasó cómo y por qué decidió tener esos documentos consigo: «Cuidé 22 años de estos libros de Racing. Mi familia me enseñó a cuidar las cosas. Además por respeto y valor, nunca decidí venderlos o tirarlos. Siempre los tuve conmigo encima porque sabía que eran de mucho valor. Recuerdo que esos libros los fuimos a buscar desde Hudson, que es donde yo vivo, con mi abuelo a Avellaneda el día que me enteré que me los heredaba. Fue feo enterarme de partida del dueño de ellos».

Habló también de como su profesión permitió que esos libros llegaran a destino: «Siempre creí que esos libros iban a llegar a buenas manos. Para mi es una satisfacción que estén en su casa, donde pertenecen. Yo soy docente de danza y arte en Hudson, ahí mediante una alumna que se llama Andrea pudimos contactar al club para poder restituir parte de su historia que contaban estas páginas. Como yo estaba ordenando todo decidí darles los libros para que lleguen a estar en buenas manos».

Comentó que aún no asistió a un encuentro oficial de la Academia: «Todavía no conozco el Cilindro, me gustaría ir a un partido oficial algún día. Mi abuelo, mi tio y yo siempre fuimos de Racing. Yo amo la pasión que se ve en el club y en el fútbol, tanto como la que me transmite el arte, que es de lo que tengo la suerte de trabajar. Soy privilegiado de la familia que tuve porque me permitió conocer el valorar las tradiciones y el disfrutar de la vida a través del amor por algo».

Después añadió que no quiso negociar con las memorias escritas de La Acadé: «Hubo momentos donde pase malas situaciones económicas, pero nunca estuvo en mi cabeza vender esos libros. Es más aposté por hacer mi escuela de danza que se llama Pegual; que pareciera a propósito o algo que te muestra que todo está entrelazado, porque gracias a ello yo pude devolver estos documentos que le pertenecen a Racing«.

Por último expresó que le diría quién se los heredó y como se sintió en lo personal al entregar los archivos: «Hoy si Héctor estuviera acá siento que estaría contento y conforme con que hayan llegado los libros al club. Que Racing los tenga me hace tener paz, porque se recupera información, memoria e identidad. Es algo que las generaciones racinguistas deben siempre tener, una memoria fortalecida y que no este perdida. Me quedo tranquilo que los libros están en su casa».