Gabriel Arias, el “quitapenas”

Gabriel Arias, el “quitapenas”

Para el Racing de Pizzi cada partido es un tormento y con finales inciertos como el de anoche, que los hinchas vemos siempre con una permanente intranquilidad.

Me parece que a esta altura del partido, ya debería entenderse a que quiere jugar el equipo, pero preocupa la falta de construcción de juego y de coordinación en los movimientos, que hace que todo sea  impredecible y por esas dudas,  siempre se termina retrocediendo con la pelota hacia la última línea para que  desde allí salga un pelotazo para un Copetti en soledad.

En el primer tiempo Racing tuvo a los 9 minutos y a través de Melgarejo con su cabezazo en el palo la única jugada de peligro, mientras San Martin con garra y empuje le fue creando problemas a una defensa racinguista que no se  mostraba segura, pero que por suerte tenía en Arias un arquero que respondía a las exigencias.

El equipo no mostraba superioridad sobre los sanjuaninos, sin embargo a los 32 minutos un tiro de esquina ejecutado por Rojas en conectado por Martínez en el segundo palo, poniendo a Racing en ventaja, diferencia que pudo sostener hasta el final de ese período.

En el segundo San Martín salió a buscar el empate ante un Racing que no reaccionaba y Pizzi comienza con los cambios que parecieron darle la razón, cuando después de  tres o cuatro minutos de tenencia y buena circulación, hubo un buen desborde y asistencia de Chancalay para Copetti quien convirtió el segundo gol.

Parecia que ese gol le daba a al equipo la tranquilidad para manejar el partido,  pero como suele suceder, todo fue breve, fugaz y en pocos minutos se fue desmoronando de a poco ante un San Martin de San Juan que, jugado por jugado , en base a centros fue arrinconando a la Academia.

Pizzi seguía haciendo cambios y en dos minutos los sanjuaninos le empataron el encuentro y desnudaron las fragilidades de una defensa racinguista que tuvo distracciones y errores puntuales como el de Martínez.

Después quiso responder y a los empujones casi lo logra cuando Reniero lo deja con un toque en buena posición a Cáceres que hizo todo bien para aparecer en el área, pero su remate salió muy desviado, pero todo es hecho con muy poca convicción.

Y de padecer el empate fuimos a penar por los penales, que como siempre digo es otro partido.

Pero por suerte Racing tiene a Gabriel Arias, el “quitapenas”, quien con esa paz interior que transmite en cada intervención, como en la de los dos primeros penales atajados, el segundo de forma extraordinaria, a los hinchas nos quitó la mueca de desilusión que nos había dejado el partido y nos devolvió la sonrisa, pero además les dio tranquilidad a  los ejecutantes académicos, que lo hicieron muy bien, logrando el equipo el triunfo que le permitió pasar a octavos.

Arias es un jugador que reúne condiciones notables, no solo la de ser un excelente arquero, de esos que gana partidos, sino también una persona transparente que emana paz y seguridad en todos los aspectos y expresiones.

Los resultados siguen respaldando a este Racing de Pizzi, pero inquieta su muy flojo funcionamiento y la falta de respuestas individuales, lo que me lleva a pensar que será muy difícil que surja de golpe, el equipo que no apareció hasta ahora, por lo que no le será nada fácil afrontar la complicada seguidilla de  partidos del torneo local y de la Copa Libertadores.

Hasta pronto.

Fuente

Lococo

Pascual

El hincha que hincha. Un hincha de Racing Club de Avellaneda, con todo lo que eso significa.

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