Había nacido el 22 de marzo de 1945 en la ciudad de Buenos Aires, más precisamente en el barrio de Parque Patricios. Comenzó a jugar en El Cachafaz, un equipo de los potreros de Soldati. Siempre como arquero,«desde el vientre de mi madre vine a este mundo a atajar».
«Me llevó a probarme mi primo Lalo a Racing en el 59. Tres tiros al arco, la aprobación y una firma que me habilitó para jugar en la Novena División».
Debutó en Primera el 11 de noviembre de 1962 vs Chacarita (7-3 con goles de Rubén Sosa (2), Belén, Curia (2) y Pedro Mansilla (2) ). Así formó La Academia: AGUSTÍN CEJAS, Siles, Anido, Bertulessi, Mesías, Sanguinetti, José Díaz, Curia, Mansilla, R. Sosa y R. Belén. Su gran competidor en el puesto fue Luis Carrizo. En 1966 conquistó el torneo local y un año más tarde la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental.
Se despidió de La Academia el 13 de septiembre de 1970 vs San Lorenzo (0-1) y se fue al Santos de Brasil. Sus compañeros eran Pelé, Clodoaldo y Edú. En 1973 ganó el Torneo Paulista y fue elegido como el mejor futbolista de dicho país. Se quedó hasta 1974.
Pasó por Huracán (1975), Gremio (1976) y volvió a La Academia en 1977 para disputar el puesto a Carlos Alberto Suarez y a un joven Alberto Vivalda. El año de su retorno tuvo de compañero al «Panadero» Díaz y como técnico al «Coco» Basile. Se fue en 1980 con la particularidad de haber dirigido dos partidos (junto a Hugo Zavagno) luego del despido del «Toto» Lorenzo. Se retiró al año siguiente en River.
Entre 1962/1970 y 1977/80 jugó 334 partidos (sólo superado por Gustavo Costas con 337 encuentros). En 1984 retornó al club, que se encontraba en la Primera B, pero no logró el ascenso y se fue a mediados de 1985 luego de una derrota vs Argentino de Rosario en el Cilindro (fue amenazado y su familia también). En 1999 la sindico Ripoll lo designó como Secretario Técnico pero tuvo un corto paso por el club.
El 14 de agosto de 2015 a los 70 años y con mal de Alzheimer falleció en la Ciudad de Buenos Aires. Su ex compañero Luis Carrizo lo definió así: “Era un arquero muy arriesgado, que se hacía respetar dentro del área. Nunca sentía temor cuando debía ir a buscar una pelota entre cuatro o cinco piernas contrarias. Conocía todos los secretos del puesto de arquero. No hay siquiera una mínima duda: Agustín era un fenómeno”.
Periodista UAJFK. El fútbol se juega con los pies y se siente con el corazón. Guardiolista de la primera hora.
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