La mínima diferencia le da máximas esperanzas
En Brasil, Arias evitó lo que pudo ser una derrota más amplia y eso le permite a Racing seguir esperanzado para revertir el resultado en el Cilindro la próxima semana.
No hay mucho para decir de este Racing que juega al sube y baja y hasta rivales bastante menores se agrandan y le crean situaciones que los comprometen, sobre todo después de ver que Paranaense es un equipo limitado en su juego, pero la Academia en algunos partidos es como que se queda sin baterías durante buena parte del encuentro, quizás porque se desgasta rápidamente al no tener claridad y al no conseguir rápidamente el gol, por no generar tantas situaciones.
Y en ese primer tiempo, ante un Paranaense que con un esquema frágil solo buscaba defenderse, Racing se había adueñado del encuentro en base a un buen trabajo de Almendra, sigue siendo el único que aporta algún pase importante y justamente con una buena asistencia puso a “Maravilla” en posición de gol, pero su remate fue desviado al córner por el arquero Mycael, después en un tiro de esquina fue Di Cesare quien exigió al arquero brasileño y posteriormente estuvo cerca Martirena con un remate que pegó en la parte exterior de la red.
Pero en realidad si bien merecía un gol por el dominio que ejercía, el mismo era improductivo porque se fallaba en lo más importante, que era tener claridad cerca del área rival, algo que no resolvía JuanFer Quintero quien raramente falló mucho en sus pases y toda esas falencias lo llevan a Adrián Martínez, su máximo goleador a no ser bien asistido, ni siquiera con algunos centros de Salas (que –a mi forma de ver- era el que mejor lo entendía, pero hoy parece un jugador vulgar sin las virtudes del primer semestre) y eso convierte a “Maravilla” en otro tipo de jugador, porque por más que se esfuerce difícilmente se asocie bien en una circulación de toques y devoluciones.
Y después de ir y no concretar, en una jugada aislada, Paranaense se acercó hasta el arco de Racing y en una pelota puesta a espaldas de los volantes la recibe João Cruz al borde del área quien, ante la falta de reacción de los defensores que no salieron a cubrir, con un remate cruzado al segundo palo supera la estirada de Arias y convierte el gol del local.
Racing buscó reaccionar (le anularon un gol de Salas por posición adelantada de Martínez) pero no pudo lograr el empate que sin dudas merecía, por lo que pensé que para el segundo tiempo en esa cancha rápida (por el sintético), donde a los jugadores académicos les costaba dominar la pelota, necesitaba otros con mejor control, pero Costas envió al campo el equipo sin cambios.
Eso acentuó ese problema, porque el local se fue dando cuenta de que Racing no era el del primer tiempo y con el resultado a favor, intentó buscar un resultado más amplio y cerca de los veinte minutos Costas –un poco tarde a mi gusto- envió a Roger por Salas y dos minutos después llegan dos jugadas, como si fueran de otro partido, donde Paranaense pudo aumentar en una misma jugada a través de dos remates que tapo espectacularmente Arias y donde de contra de la misma, lo pudo empatar Roger pero el arquero Mycael respondió bien, desviando su remate.
Parecía que el encuentro iba a cambiar, pero la Academia no mostró esa reacción esperada y sin dudas más por la brusca caída del rendimiento de un Racing que cada vez proponía menos, Paranaense lo fue superando en el juego.
Racing necesitaba cambios pero Costas demoraba en hacerlos y a los 28 minutos Baltazar entra por Almendra, un cambio que no le dio ni equilibrio ni mejor juego, solo le agregó vértigo aun equipo que salvo Roger no tenía respuestas para lo que le proponía el modesto Paranaense que con sus volantes volvió a tener un par de oportunidades más, pero por suerte Gabriel Arias (obviamente la figura de Racing) respondió con seguridad y sobre el final Carbonero lo hizo por Martirena, un cambio tardío (no utilizó los cinco posibles) en un partido donde quizás podría haber sido más importante si hubiera entrado al mismo tiempo que Roger.
Para la revancha ante Paranaense, el uno a cero en contra no es tan determinante, por eso la mínima diferencia le da máximas esperanzas al Racing de Costas, quien en el Cilindro y con el indeclinable apoyo de los hinchas, deberá poner todo lo que hay que poner, para lograr el resultado que lo deposite en las semifinales de la sudamericana.
Tiene todo para conseguirlo, aunque ahora es tiempo de pensar en Talleres de Córdoba, un partido que hay que ganar porque no se pueden perder más puntos, después habrá tiempo de pensar en Paranaense.
Hasta pronto.
Lococo
Pascual
El hincha que hincha. Un hincha de Racing Club de Avellaneda, con todo lo que eso significa.