Los cazafantasmas

Desde hace algunas semanas se está intentando instalar que alguna “mano negra” quiere voltear de la punta al Racing de Coudet para entregarle en bandeja el título a Defensa y Justicia, “el equipo apoyado por el poder”. Lo cierto es que Racing depende de Racing y el objetivo tan deseado por todos sigue estando al alcance de la mano.

Se acerca un nuevo final de campeonato argentino, y con él, las definiciones por el título, la clasificación a las copas y los descensos. Pero aparejado a estos desenlaces, un lastre que, a esta altura y por la idiosincrasia propia de los argentinos, parece ser ya inevitable: las sospechas de corrupción y mala fe.

El caso particular de la definición por el campeonato, que tiene a Racing hoy como único puntero de la Superliga, por supuesto que no escapa a esta regla.

La Academia asaltó la punta el 2 de Septiembre del año pasado, cuando venció en el Cilindro a Rosario Central por 2-0, un par de días después de haber quedado duramente eliminado de la Copa Libertadores en el Monumental. Desde ese día, no la soltó más, realizando una campaña que hasta el día de hoy es motivo de elogio por sus propios hinchas y gran parte del periodismo deportivo en general.

Hasta aquí, jugó 22 partidos , ganó 16, empató 4 y perdió solo 2, obteniendo casi el 80% de los puntos disputados. Además, es el equipo que más partidos ganó , que más goles hizo y al que menos le convirtieron (junto a Defensa). Números tremendos.

Pero claro, a falta de tres partidos para el final y con sólo un punto de ventaja, su rival es el pequeño y muy buen equipo de Defensa y Justicia, un conjunto conformado con retazos de varios equipos grandes, sin ninguna figura rutilante comandados por un joven y capaz entrenador como Sebastián Beccacece. Donde además,  la figura del cada vez mas poderoso empresario Christian Bragarnik está detrás y se puede decir que cumple una función de “administrador” del fútbol profesional del club de Florencio Varela.

Lo cierto es que con casi el 90% del campeonato disputado, no ha habido fallos alevosos por parte del arbitraje argentino (que igualmente en varios casos deja mucho que desear) que hayan claramente perjudicado a un equipo en detrimento del otro en un período de tiempo. Pero desde hace algunas semanas, se está “instalando” en algunos medios, pero sobre todo en las redes sociales, la idea de que “Defensa es el equipo del poder, tienen una SA encubierta, y como Macri quiere introducirlas en el fútbol argentino está todo arreglado desde las mas profundas oscuridades, para que los de Varela se lleven este campeonato”.

Lo dicho líneas atrás, por ahora no ha habido pruebas contundentes que certifiquen esas acusaciones, pero como estamos en Argentina, cualquiera libremente puede -sin pruebas claras-, acusar a cualquier persona de ser corrupta o ir a menos. Lo cierto es que, a tres fechas del final, los fantasmas y las sospechas ya se han instalado y hasta que la definición no se haya consumado, seguirán dando vuelta por allí.

Pero voy a retomar la idea de los primeros párrafos de esta nota. Racing está haciendo una campaña espectacular y justificada y merecidamente, está siendo el puntero del campeonato (el mismo elogio corre para la campaña de los de Varela). Pudo haber sido beneficiado con algún fallo a lo largo del torneo? Si, como por ejemplo la no expulsión de Neri Cardozo ante Colón. ¿Pudo haber sido perjudicado con algún fallo? También, como los dos goles erróneamente anulados en la victoria ante Godoy Cruz. Pero en todos los casos, entran en la lógica de los fallos del fútbol argentino, no se puede afirmar bajo ningún punto de vista que haya una campaña en contra de La Academia hasta aquí.

Para Racing quedan tres partidos más, dos de los cuales serán en condición de local, donde el equipo se hace muy fuerte en esa condición desde hace 5 años, con un promedio de eficacia del 75%. Además, desde que Eduardo Coudet es el entrenador del primer equipo, disputó 23 partidos en El Cilindro y perdió solo 2. Las estadísticas son contundentes, deberían estimular la auto-confianza y derribar cualquier intento de suspicacia. Así como en 1984, los jugadores y el Chacho se quieren poner el traje de “cazafantasmas” y seguir confiando en sus capacidades y posibilidades. Porque el objetivo final está más cerca que nunca y depende exclusivamente de lo que puedan hacer ellos mismos dentro del verde césped, sin prestar atención a todo lo que se hable afuera.