Luego del épico clásico de “la banana”, se volvió a jugar el clásico de Avellaneda -pandemia mediante- y es una pena que no se haya jugado con público. Porque este gol de Copetti, en el minuto 52 del segundo tiempo se hubiese festejado igual o aún mejor que aquel de 2020.
Porque los clásicos no se juegan, se ganan, y si es como en esta noche lluviosa y en el último minuto de descuento (penal polémico como agregado), el sabor es hermoso.
En la previa, se sabia que de ambos bandos llegaban con varias bajas entre lesiones y casos positivos de covid. Desde algun sector se quiso instalar que el mas golpeado sería Independiente, pero la baja a último momento de Cvitanich creo a mi entender que emparejó totalmente las cosas. No había un favorito claro de antemano.
En La Academia Pizzi tuvo que volver a improvisar en el equipo, y para el inicio puso a Orban como lateral (hacia años que no jugaba en esa posición) y mandó a Mena a la mitad de la cancha (de poca preponderancia en el juego). Luego, fue Lovera el que acompañó a Copetti en la delantera, pero de intrascendente partido.
Racing, en esa etapa, fue de mayor a menor, donde la mas clara de esa etapa fue un mano a mano de Menéndez que definió afuera ante la salida apresurada de Arias.
Para el complemento, la historia fue distinta. La iniciativa volvió a ser de La Academia de principio a fin. Sin mucha claridad ni lucidez en la creación de juego, eso es cierto. Pero siempre entendió que en los clásicos hay que tener temple para ganarlos . Y fue, siempre fue. La más clara fue un cabezado de Copetti tras un córner que salió a milímetros del segundo palo de Milton Alvarez, tras una salida fallida.
Los minutos corrían y la lluvia no mermaba. Las piernas ya pesaban bastante, de los dos lados. Por consecuencia, los cambios comenzaron a suceder. En el local ingresaron Moreno y Fabricio Dominguez para reforzar la mitad de la cancha. Melgarejo para llevar mas peligro al área roja y Maggi, otra nueva y buena entrada de este pibe que resultó pieza clave para el agónico triunfo.
¿Por qué? Porque en el último minuto de descuento, ingresó al área por izquierda, Barreto que estira su brazo para impedirle el paso, el pibe se arroja y Vigliano marcó penal. ¿Polémico? Puede ser e incluso discutible.
Sin titubear fue y la agarró Copetti. Y cuando todos pensaban -incluido el arquero- un remate fuerte para asegurar, la colocó abajo y a la izquierda. A gritarlo, a festejarlo con todo. Racing, La Academia, volvió a ganar un nuevo clásico y nada menos que en el ultimo minuto. Una situación que cada vez es mas frecuente y no un hecho tan inedíto como hace décadas atrás. La historia ahora es diferente, y el hincha es el que más lo saborea y disfruta.
Comunicación en la UBA. Periodista Deportivo. Conductor en #LaComuRadio AM1590 Radio Stentor - Productor en Esto es Racing AM770 Radio Cooperativa.
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