El 4-3-3 inicial me hizo dudar por lo que había pasado en Colombia, pero con el correr de los minutos Racing fue mostrando otra disposición en su juego, especialmente verticalidad ofensiva y presión alta, para ir, como vulgarmente se dice, directamente al hueso, es decir actitudes, movimientos y situaciones que no se habían visto en el partido de ida.
La horizontalidad y la ineficaz tenencia horizontal fueron reemplazadas por un juego veloz y frontal con el que comenzó a tener oportunidades a través de Ojeda y de Jonathan Gómez, sorprendiendo a un Atlético Nacional que no solo no podía hacerse de la pelota sino que además comenzaba a flaquear en defensa.
Racing tenía una postura totalmente distinta y con el apoyo incondicional de su gente, fue adueñándose del partido buscando el primer gol que lo libere mentalmente, que estuvo cerca a través de un cabezazo de Moreno que alcanzó a desviar el arquero Castillo y lo terminó concretando cuando ante un gran centro de Rojas, Roger Martínez se eleva por sobre Zapata y de cabeza la clava en el ángulo superior del primer palo.
Con su juego y jerarquía Roger Martínez mostraba a las claras las diferencias con los otros nueve y “Trapito” Ojeda jugaba como para olvidarse de los refuerzos en ese puesto.
Locura y alegría porque se veía que la hazaña era posible y con los nervios más nerviosos que nunca Racing se fue al descanso mientras los hinchas esperábamos un definitivo segundo tiempo, que por suerte comenzó con todo y a los pocos minutos Ojeda que iba acumulando méritos para ser el mejor jugador del partido, recibe sobre la derecha una pelota larga de Aníbal Moreno y en veloz carrera supera la línea defensiva colombiana y llega hasta dentro del área donde al enfrentar al arquero lo derrota con un remate entre sus piernas.
Golazo y alegría por este chico al que hay que cuidar y proteger, quien desde sus primeros movimientos supo con personalidad y osadía, demostrar que no le pesaba la camiseta para exhibir su velocidad y su gambeta.
Racing estaba a solo un gol de diferencia para pasar a cuartos sin ir a penales y cinco minutos más tarde nuevamente Ojeda comienza a gestar ese tercer gol tan deseado, cuando Sigali lo busca con un pase largo sobre la última línea de Atlético Nacional, a la que “Trapito” sorprende con su velocidad llegando alcanzando una pelota que parecía irse para tirar un centro que es rechazado hacia la derecha donde estaba Rubio, el que rápidamente asiste a Roger Martínez dentro del área grande, quien entre amagues llega al fondo para tirar un centro fuerte paralelo al arco, el que Aguirre en su afán de rechazar la introduce en su arco.
Iban once minutos, la diferencia en goles ya estaba lograda y Atlético estaba desorientado, pero quedaba mucho tiempo y era el momento de saber custodiar esa ventaja defensivamente, mientras se seguía buscando un cuarto gol, por lo que no había que aflojar.
Y con un Jonathan Gómez que si bien a veces recrimino por esa manía de andar siempre por el suelo, debo decir que emociona su entrega y su esfuerzo incondicional, con un valor agregado, no recuerdo verlo acalambrado o desgarrado, lo que lo convierte en un motor necesario en este medio campo y con un Moreno que retomó su ritmo y volvió a lucir recuperando y asistiendo Racing seguía siendo un equipo afilado y tuvo otras situaciones como para convertir.
A todo esto el equipo colombiano buscaba variantes ofensivas y Racing sufre en pocos minutos las bajas de dos de sus jugadores más importantes, Ojeda y Roger Martínez, y aunque son reemplazados por Baltazar Rodriguez y Maxi Romero era evidente que se perdía poder ofensivo, por lo que Gago hace entrar a Quiroz por un Hauche exhausto, sabiendo que Atlético iba a apelar a los centros al área.
Pudo ser un gran gol de Romero cuando este define con clase sobre el arquero Castillo, pero la jugada fue anulada por posición adelantada y también estuvo a punto de conseguir el cuarto gol Baltazar Rodríguez tras una asistencia de Moreno pero al enfrentar al arquero su remate sale junto a un palo.
Pero los pocos intentos del equipo colombiano fueron neutralizados por la hoy sí, muy buena tarea de la defensa y de un Arias que seguía demostrando porque hay que hacer todos los esfuerzos para retenerlo, (además cuánto costaría conseguir otro de su nivel).
La heroica victoria de Racing fue como convertir un milagro en realidad, pero la verdad es que se terminó dando por tres razones; Gago supo cambiar a tiempo apelando a un sistema de juego más vertical, el equipo lo interpretó de la mejor manera y los hinchas apoyaron con su aliento incondicional e interminable, es decir todos juntos hicieron posible lo que parecía inalcanzable, lograr el resultado que le permitiera pasar a cuartos de final.
Ahora comienza otra historia, así que a ponerse las pilas.
Hasta pronto.
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